Confinamiento provocó riesgos en conducta de alumnos; ansiedad los acecha
CIUDAD DE MÉXICO.
Durante el confinamiento, alumnos de primaria, secundaria y bachillerato mostraron alarmantes indicadores de riesgo de conducta. Nueve de cada 10 estudiantes de entre seis y 18 años requieren atención prioritaria, pues a lo largo de la contingencia se vieron expuestos a consumo de sustancias, como alcohol o tabaco, así como a situaciones de violencia, al menos una vez.
Además, por ansiedad, depresión y estrés, 29% de los alumnos de primaria requieren atención prioritaria, 33% los secundaria y 22% los de preparatoria.
Impacto sicológico en la comunidad educativa
De acuerdo con los resultados de la encuesta Educar en contingencia, realizada por la Universidad Iberoamericana, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el asesoramiento de otras seis instituciones universitarias, el impacto sicológico es uno de los aspectos que más ha golpeado el bienestar de la comunidad educativa, entre ellos de niñas que tuvieron que dejar de ir a las escuelas de un día para otro desde hace 14 meses.
Según el estudio, la percepción de estabilidad emocional de los estudiantes tiende a ser baja.
Es en el bachillerato, donde se alcanza el mayor porcentaje de regulación emocional deseable por parte de los alumnos, con 22%, seguido la secundaria, con 18%, pero se desploma hasta 8% en el caso de los estudiantes de primaria.
“Una vez ya me quería morir porque ya no quería estar aquí, porque ya me había hartado”, confiesa un alumno de una escuela pública de Veracruz en uno de los testimonios recopilados en la encuesta.
“Yo y mi hermano a veces nos peleamos por los útiles escolares, como lápices, colores, plumas, etc.”, refiere otro de un plantel en la Ciudad de México.
Carga pesada
El reporte indica que, prácticamente, tres de cada 10 alumnos de primaria no han podido afrontar la situación que están viviendo, y sólo 8% lo ha hecho de una manera deseable, mientras que 64% está en progreso
A los estudiantes de secundaria, en tanto, les ha costado más trabajo afrontar el escenario actual, pues únicamente 1% lo ha realizado deseable; 62% está en progreso y 37% requiere ayuda inmediata
La situación se agrava con los jóvenes de preparatoria, quienes no han sabido afrontar la situación, pues 42% necesita atención prioritaria y 58% está en progreso.
El pasado 13 de mayo, Excélsior publicó que 99% de los maestros de educación básica y media superior requieren de atención prioritaria, al mostrar alarmantes indicadores de riesgo conductual, junto con problemas de ansiedad, depresión y estrés.
Como en el caso de sus alumnos, los docentes también fueron golpeados sicológicamente a raíz del confinamiento derivado de la pandemia de covid-19.
En el retorno a las escuelas ambos se encontrarán lo que podría significar un shock emocional, tanto para maestros como para alumno, según expertos consultados por Excélsior.
Al respecto, se ha insistido en la importancia de capacitar a los docentes en habilidades socioemocionales para enfrentar de mejor manera el retorno a las actividades presenciales.
9 de cada 10 estudiantes de entre seis y 18 años requieren atención prioritaria, tras verse expuestos durante la pandemia a alcohol o tabaco, y situaciones de violencia.
Requieren atención prioritaria por ansiedad, depresión y estrés:
29% de los alumnos de primaria.
33% los estudiantes de secundaria
22% los educandos de preparatoria.
3 de cada 10 alumnos de primaria no han podido afrontar la situación que están viviendo.
8% lo ha hecho de una manera deseable.
64% está en progreso.
Regresarán con pesada carga emocional al aula
Nueve de cada diez niños y adolescentes en México (92%) regresarán a las escuelas después de la crisis sanitaria cargando consigo el duelo por la pérdida de algún familiar, pero casi tres de cada diez (26.1%) tras la muerte de dos o tres seres queridos.
El parentesco de la gran mayoría (59.6%) de los fallecidos son tíos, primos y otros familiares, pero nueve de cada 100 perdieron a alguno de sus padres. A uno de cada cuatro se le murió un abuelo.
Ahora mismo, 92 de cada 100 siguen temiendo que algo malo le pase a un integrante de su familia.
“No es como paranoia, es experiencia, lo vivieron, entonces tienen muchas preocupaciones, la situación los estresa, vienen de un momento de reducción de su ambiente de vida muy fuerte, porque no pudieron ir a la escuela y, además, hubo fallecimientos, por eso no te extraña que haya resultados tan fuertes en el ámbito socioemocional de niños y niños”, explicó David Calderón, presidente de Mexicanos Primero.
En entrevista con Excélsior, detalló que, como parte de los resultados de la encuesta Equidad y Regreso se encontró que, aún entre el 77 de los alumnos que quieren regresar ya a las aulas persiste temor. Mientras que en el resto la principal la razón para no querer regresar es el miedo.
“Nunca les pasó experimentar tan de cerca la muerte a tantos al mismo tiempo, entonces, muchos van a llegar muy golpeados desde el primer día de clases y es muy importante abordar el aspecto socioemocional a partir de entonces; lo que necesitan estos niños es que se les acompañe, que lo verbalicen; ante estas situaciones que a la mejor la familia no tiene elementos para superarlas, la escuela no puede ser ajena”, dijo.
A partir del instrumento que se aplicó a dos mil niños del sur del país, se identificaron diversos indicadores de depresión y baja autoestima.
“Pudimos detectar algunas situaciones de afectación mental en respuestas que, aunque parecen de baja frecuencia realmente deberían ser cero, por ejemplo, en el hecho de que haya niños que dicen que se odian, lo cual es muy fuerte porque habla de la falta de autoestima y de valoración”, planteó.
En este contexto consideró que lo peor que puede pasar durante el regreso a las aulas es que este tema no sea atendido, porque entonces de nada servirá la reapertura, pues la consecuencia inmediata será el abandono y otros problemas como el riesgo de adicciones y otras conductas de riesgo social.
“Hubo muchas pérdidas, duelos, hay miedo, hay preocupación, tensión y si regresar a escuela no va servir para aliviar y canalizar esto entonces no va servir, porque los niños se van a sentir peor, y esto va impactar en el aprendizaje, porque puede haber interferencias emocionales”, indicó.
En sentido, señaló que lo peor que se puede hacer es abordar esta situación como un problema académico.
“Si tú llegas con un niño y le dices, ‘es que cómo es posible que no puedes hacer fracciones, estás muy mal’, no es lo que necesita en estos momentos, porque va tener un sentido de fracaso, ya que va a pensar que fue su culpa no haber estado todo este tiempo y eso rompe las energías de cualquiera, se tiene que pensar, primero, en la ruta socioemocional a partir de la intervención de sicólogos y sicopedagogos”, insistió.