Suma de ceros, PAN, PRI y PRD, para detener a Morena
Nacional

Suma de ceros, PAN, PRI y PRD, para detener a Morena

Dic 7, 2020

No será fácil que vea a Andrés Manuel López Obrador pasar a la historia en el sentido que proclama habérselo propuesto, pero todo parece indicar que se culminará la aniquilación del sistema de partidos políticos iniciada con Enrique Peña Nieto con el Pacto por México.

El mexiquense buscó lo mismo que el fundador de Morena, transformar la vida nacional con un ambicioso paquete de reformas constitucionales que en su momento le valieron ser calificado como “Salvador de México”. Irónicamente, hoy el tabasqueño asume que lo hace.

Pero si está lejos de salvar al país, el Presidente puede presumir desde ya haber parido al PRIAN y a su medio hermano el PRD, unidos sin disimulo, ahora si, no por México y la democracia que invocan, sino como estrategia desesperada para evitar que su enemigo común los remate en las elecciones del 2021 y los lleve a la extinción y saque del presupuesto.

El sábado pasado, el Consejo Nacional del PAN aprobó ir en alianza con el PRI en 53 distritos y en 44 con el PRD con la intención de arrebatar la mayoría a Morena en la Cámara de Diputados para dificultar el último tercio del sexenio de López Obrador y eventualmente, si lo consiguen y se mantienen unidos, disputarle la Presidencia de la República en 2024.

Desesperación pura por estar al borde de la extinción.

Seis años atrás nadie imaginó lo que hoy pasa. El PRI estaba en su mejor momento después de 12 años de ser oposición, lo que, sin embargo, no le impidió desde el Congreso y las gubernaturas estatales mantener a raya a los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

En efecto, el Pacto por México fue una idea genial que no contó con la caída de los precios del petróleo (como la 4T no pudo vaticinar el arribo del coronavirus), pero tampoco con que, mientras el PRI se desnaturalizó al modificar sus documentos fundamentales basados en los postulados revolucionarios para adecuarse a las exigencias de su concepto de transformación, los dirigentes panistas y perredistas se agandallarían cobrando sus votos no sólo con sobornos, sino con inclusiones en reformas clave, como la Energética, Fiscal y Política, que a la postre pagarían todos en 2018.

El episodio sabatino, la suma de ceros, quizás significó para López Obrador un momento de felicidad en medio de tanta mala noticia que llega a su escritorio amenazando con frustrar su ambición de figurar en la historia al lado de los grandes héroes patrios.

Las coaliciones o alianzas de PAN, PRI y PRD constituyen de entrada el reconocimiento de su debilidad extrema que concluirá en extinción si compiten por separado, pero en segunda instancia la admisión de inexistencia de diferencia entre ellos, no sólo en siglas, sino en ideología.

Me dirán que se trata de pragmatismo y supervivencia y que no son los primeros, pues Morena fue fundado y llevó a la Presidencia a un ex priista, y tiene en su nómina a muchos más ex tricolores (Manuel Bartlett, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Porfirio Muñoz Ledo etcétera), no ha hecho asco a panistas (Manuel Espino, Germán Martínez Cázares y Gabriela Cuevas), y desde luego a perredistas que se hartaron de “Los Chuchos”.

Peor aún, en 1918 se unieron los evangelistas del PES con los “comunistas” y ateos de Morena y del PT. Todos unidos por un mismo dios, el poder.

Diferentes, pero iguales al PRIAN y a su medio hermano, el PRD.

Es cierto. Ya no hay ideología en el PAN, el PRI y el PRD, pero tampoco en Morena, a menos que concedamos ese rango a la prédica mañanera de López Obrador y a la verborrea de John Ackerman. Todo se reduce al poder y lo que trae consigo, y a las prerrogativas.
Nada nuevo.

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