Los meses perdidos de Luigi Mangione
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Los meses perdidos de Luigi Mangione

Oct 23, 2025

Nueva York.- En lo más profundo de las exuberantes montañas de Japón, entre los miles de picos que forman una extensa península en la isla principal del país, se alza una montaña sagrada que durante más de mil años ha sido santuario de peregrinos espirituales.

Desde el siglo VII, los árboles altísimos y los arroyos burbujeantes del monte Omine han recibido a hombres japoneses en peregrinación espiritual. Los devotos practicantes de shugendo, una fusión de budismo y culto a la montaña, visitan la zona para escalar una cresta traicionera, un esfuerzo que creen que puede ayudarles a alcanzar poderes sobrenaturales.

Según la tradición, en el Japón premoderno los asesinos ninja se disfrazaban de practicantes de shugendo para eludir las restricciones del shogun, y aún existe la creencia de que acercarse a la montaña en busca de dirección espiritual sin el entrenamiento adecuado puede hacer que una persona sea susceptible de ser manipulada por fuerzas oscuras. El videojuego Assassin’s Creed Shadows sigue a un samurái en su viaje al monte Omine. Sin embargo, pocos viajeros extranjeros realizan el viaje a sus neblinosas cumbres.

El 6 de mayo de 2024, día en que cumplía 26 años, un estadounidense se registró en una pequeña pensión del pueblo de Tenkawa, el punto de entrada a esta legendaria montaña. Se presentó como Luigi Mangione, un mochilero de Estados Unidos.

Con su pelo castaño rizado, Mangione destacaba como el único huésped que no era japonés. Llegó dispuesto a sumergirse en los manantiales, escribir y “entrar en modo zen”, como le dijo en ese entonces a un amigo.

Siete meses después, el 4 de diciembre de 2024, un hombre que según los fiscales era Mangione viajó al centro de Manhattan, sacó una pistola de nueve milímetros impresa en 3D y disparó contra el director ejecutivo de UnitedHealthcare, una de las mayores compañías de seguros médicos de Estados Unidos. El director ejecutivo, Brian Thompson, murió en la acera, y su asesino escapó en bicicleta en la tranquila mañana de Midtown.

Mangione fue detenido cinco días después mientras comía papas hash brown y navegaba con su computadora portátil en un McDonald’s de Pensilvania. La policía dijo que había encontrado lo que denominó un manifiesto en el que denunciaba el sistema estadounidense de asistencia de salud con fines de lucro y a los “parásitos” del sector de los seguros. También se encontró en posesión de Mangione, según la fiscalía, un diario en el que se detallaban los planes para el asesinato.

Mangione, de 27 años, que se ha declarado inocente, se enfrenta a cargos estatales y federales de asesinato y es posiblemente el acusado más analizado de la reciente oleada de violencia por motivos políticos en Estados Unidos.

Aunque ahora los datos esenciales de la historia de su vida (sobresaliente en su elitista instituto privado de Maryland, estudiante de informática en la Universidad de Pensilvania, ingeniero de datos en Hawái) son bien conocidos, su paradero y sus acciones en los meses previos al asesinato de Thompson han sido en gran medida un misterio. Algunos familiares y amigos han dicho que no pudieron ponerse en contacto con él desde poco después de que regresara de su viaje de mochilero a Asia, un viaje que ahora parece haber sido crucial para él.

The New York Times consiguió nuevos detalles sobre ese periodo, incluido el viaje a las montañas de Japón, donde Mangione se unió a generaciones de personas que han buscado una oportunidad para la soledad y la reflexión en esas zonas remotas.

Entrevistas con compañeros de viaje y residentes locales, junto con una revisión de los escritos y comunicaciones de Mangione, sugieren un cambio de la búsqueda de conexión humana y comunidad al aislamiento, y a la creciente preocupación por cómo pronunciarse sobre la injusticia.

“Por fin me siento seguro de lo que voy a hacer”, escribió Mangione en su diario poco después de regresar a Estados Unidos. “No siento ninguna duda sobre si es correcto/justificado”.

‘Modo zen’

Mangione había crecido en un suburbio de Baltimore, en el seno de una conocida familia local entre cuyos negocios figuraban clubes de campo y una cadena de residencias de adultos mayores. En 2016 se graduó en la prestigiosa Gilman School, solo para varones, y se matriculó en la Universidad de Pensilvania, donde obtuvo una licenciatura y una maestría relacionadas con la ingeniería informática. Destacó académicamente; sus amigos lo describieron como inteligente, reflexivo y considerado. Pero también tenía lo que él describía como una niebla cerebral que afectaba a sus notas y a su concentración mental, según sus publicaciones en las redes sociales en la universidad.

También sufría dolores de espalda persistentes por una afección de la columna vertebral que empeoró tras un incidente de surf, según sus publicaciones en las redes.

Pero en julio de 2023 se sometió a una operación que fue un éxito inesperado. Al séptimo día, escribió más tarde ese mismo verano, tomaba “literalmente cero analgésicos”.

La operación allanó el camino para su extensa gira por Asia a principios de 2024, durante la cual solo llevaba una mochila. “Sin equipaje, hay una sensación muy real de viajar como aventurero, más que como turista”, escribió en Reddit en abril.

Al principio, como muchos jóvenes mochileros, bebía y entablaba amistad con desconocidos por el camino. En Tokio, en febrero, conoció a un jugador profesional de póquer japonés en una cena y se unió a su grupo para comer. Al mes siguiente, fue a Tailandia y conoció a dos expatriados estadounidenses en el Stumble Inn de Bangkok, un bar situado en una calle bañada por las luces de neón que es muy conocida por su intensa vida nocturna.

Uno de ellos, Christian Sacchini, que había crecido en Texas y se había trasladado a Tailandia para jugar al fútbol profesional, dijo que se había instalado en el bar con otro amigo cuando vio a un hombre de su edad dos asientos más allá. Al oírlos hablar en inglés, el hombre se presentó como Luigi y les habló de sus raíces en Maryland y de su situación actual en Hawái. Al final, les enseñó fotos suyas cerca de un volcán y habló de Pokémon y videojuegos, dijo Sacchini.

Los tres charlaron durante dos o tres horas con varias rondas de cervezas. Cuando Sacchini dijo que creía que sus días como jugador de fútbol estaban contados y que estaba interesado en dedicarse a la informática, Mangione le instó a especializarse en inteligencia artificial, de la que dijo que “iba a cambiar el mundo”.

Sacchini recordó que también hablaron del elevado costo de la asistencia sanitaria en Estados Unidos y de lo “jodido” que estaba el sistema en su país. Mangione se sorprendió de lo poco que costaba una resonancia magnética en Tailandia, dijo.

“No lo podía creer”, dijo Sacchini.

Tras terminarse las cervezas, los tres estadounidenses se dieron una vuelta por la zona turística y visitaron algunos estudios de tatuajes para preguntar los precios, dijo Sacchini.

Durante el tiempo que pasaron juntos, el amigo de Sacchini, quien pidió no ser identificado porque no quería que se le relacionara públicamente con Mangione, llevaba una cámara GoPro sujeta al pecho para documentar sus viajes. Una imagen fija de la grabación, revisada por el Times, muestra a Mangione de pie en un dispensario de marihuana muy iluminado, con un collar delgado y una camiseta Billabong.

En una serie de mensajes de WhatsApp enviados más tarde al amigo que tenía la cámara, Mangione relataba algunas de las alocadas noches que pasó en la ciudad. En una ocasión perdió el teléfono en un taxi. Otra noche, escribió, había sido golpeado por siete “ladyboys”, un término local comúnmente utilizado para referirse a las mujeres transgénero y que puede considerarse despectivo. Adjuntó una foto de su brazo arañado.

Aunque Mangione y su nuevo amigo tenían previsto viajar a Vietnam, él decidió regresar a Japón.

En un momento dado, envió una foto desde Osaka e hizo una broma sobre el intento de pagarle a un supuesto jefe de la Yakuza por una prostituta con tarjetas de “pokemon pornstar” en lugar de yenes japoneses.

Pero a finales de mes, parece que Mangione ansiaba un ritmo más lento y pausado.

El 21 de abril, Mangione envió una nota de voz a su amigo diciendo que estaba en las montañas de Nara, donde se encuentra el monte Omine. Vietnam sonaba divertido, dijo, pero no era lo que necesitaba después del “caos” de Tailandia.

“Creo que quiero quedarme aquí quizá un mes y meditar, tomar baños termales y escribir un poco”, dijo.

Mangione había pagado recientemente una suscripción a The Prism, un boletín de Substack del escritor británico Gurwinder Bhogal, que incluía la oportunidad de mantener una videollamada privada.

Durante las dos horas que duró la llamada, dijo Bhogal, Mangione pidió al anfitrión que empezara a hacer videollamadas grupales porque estaba deseoso de encontrar una comunidad de personas con ideas afines que valoraran lo que Bhogal describió como “racionalidad, voluntad y superación personal”. En otras palabras, dijo Bhogal, serían personas que daban prioridad a la lógica y al autocontrol, y que querían combinar sus recursos para lograr el mayor impacto positivo. La gente que rodeaba a Mangione no estaba en su misma sintonía, recordó Bhogal que dijo el joven. Sin embargo, Mangione nunca habló de recurrir a la violencia, afirmó el escritor.

Al día siguiente, Mangione se registró en la casa de huéspedes de Tenkawa. En una tarjeta de registro escribió que era ingeniero e indicó su dirección de Honolulu. En la nota de voz enviada a su amigo desde Bangkok dos semanas antes, había descrito la zona como “preciosa, hermano”.

“Hay como unos pueblitos diminutos aquí, como al lado de los acantilados; enviaré una foto, súper exuberantes, hay un río precioso que atraviesa el desfiladero”, dijo. “Solo voy a entrar en modo Zen y hacer algo, hacer algo de Buda”.

Del monte Omine a Mumbai

En el siglo VII, el fundador del shugendo, En No Gyoja, recorría a menudo las montañas de la región japonesa de Nara. Pero su ascensión a la cima del monte Omine fue diferente: dijo que se encontró con un dios.

“Debido al encuentro, lo designó montaña sagrada entre otras montañas que escaló”, dijo Etsuou Okada, monje principal del templo Ryusen-Ji, que se fundó por aquellos tiempos al pie de la ruta religiosa. Desde entonces, el templo ha sido el lugar donde los peregrinos se han detenido para rezar y recibir bendiciones antes o después de emprender la formidable escalada de múltiples picos que llegó a considerarse una prueba de valor.

La mayoría de los practicantes de shugendo acuden para alejarse de las complicaciones de la vida moderna y apreciar la santidad de la montaña, dijo Okada, una búsqueda que es intrínsecamente no violenta.

Sin embargo, muchos forasteros lo ven principalmente como una forma de poner a prueba sus límites físicos y de trabajar su agitación interior. Se trata de un malentendido fundamental, dijo Okada.

En un mensaje de texto que envió desde el monte Omine, Mangione mencionó las pruebas de valor, aunque no está claro si realizó todas las escaladas, y también habló de la prohibición que pesa desde hace tiempo sobre las mujeres escaladoras, que la montaña ha mantenido, incluso cuando ha obtenido la designación de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

David Caprara, un periodista estadounidense que vive en la zona y también practica formalmente el shugendo, dijo que Mangione se habría encontrado con retos formidables, dependiendo de los picos que intentara escalar. Caprara dijo que adentrarse en las montañas sin la orientación adecuada puede ser peligroso y va en contra de las costumbres locales.

“Ha habido cinco veces en mi vida en las que sabía que iba a morir”, dijo Caprara. “Y diría que la mitad de ellas fueron probablemente en estas montañas”.

La casa de huéspedes donde Mangione se alojó es una pequeña construcción que era la oficina de correos del pueblo antes de ser convertida en un austero albergue de cuatro habitaciones. Cuando Mangione hizo la reserva por internet, solo quedaba una habitación con una litera, conocida como la habitación Cazador, que tiene vista a las montañas cubiertas de cedros y a un río estruendoso, dijo Juntaro Mihara, el propietario de la posada. Pasó seis días en la pensión.

A diferencia de otros huéspedes, dijo Mihara, Mangione dejó su habitación completamente impecable y sacó su propia basura.

“Si me preguntan quién sería el huésped más impresionante y ordenado de mi historial empresarial, responderé que es él”, dijo Mihara.

Mientras otros huéspedes del diminuto bar de madera de la posada se entretenían con sus teléfonos y computadoras portátiles, Mangione pasaba el tiempo bebiendo tranquilamente una cerveza y escribiendo en su diario o leyendo un libro, recordó Mihara.

“No utilizaba ningún dispositivo digital”, dijo Mihara. “Era callado, y solo mantenía las conversaciones mínimas necesarias con otros invitados o no hablaba con nadie”.

Sus amigos consideraban que Mangione tenía una mente filosófica y una curiosidad intelectual por una gran variedad de temas. Según las entrevistas y sus propios escritos, leía mucho y manifestaba interés por una serie de problemas estructurales: la codicia empresarial, los efectos negativos de las redes sociales, el impacto del descenso de la natalidad en la sociedad.

Parecía sentir una gran preocupación por el sistema de salud estadounidense, aunque no está nada claro si se debía a los dolores de espalda con los que había luchado o a sus propias interacciones con el sistema médico. Nunca estuvo asegurado por UnitedHealthcare, según la empresa, y no han aparecido pruebas de ninguna disputa personal sobre una cobertura del seguro.

Después de su estancia en el monte Omine, Mangione voló a Bombay, una ciudad localizada a 6000 kilómetros de distancia. Allí se reunió con un escritor llamado Jash Dholani, quien es más conocido por condensar conceptos de libros clásicos. Según Dholani, se conocieron a finales de mayo.

En una ocasión, Dholani publicó en X 14 ideas extraídas de los escritos de Ted Kaczynski, matemático estadounidense conocido como el Unabomber, cuya campaña de atentados de casi 20 años resultó en tres muertos y 23 heridos. Calificó a Kaczynski como “terrorista filósofo” cuyo manifiesto “ataca a la civilización moderna como ningún otro antes o después” (luego borró esa publicación).

En una declaración, Dholani dijo que se conocieron después de que Mangione intentara comprar 400 ejemplares de su libro autopublicado, que anima a los lectores a asumir riesgos. La operación de compra fue señalada por el banco y rechazada, dijo Dholani.

Dholani declaró al Times que él defiende “el riesgo creativo en busca de la belleza” y que siempre tiene claro que perjudicar a alguien nunca es la solución.

Entre los muchos intereses de Mangione, hay una línea clara: su fascinación por Kaczynski.

En conversaciones con otras personas, en una entrada de su diario y en una publicación en las redes sociales, Mangione escribió y habló de su interés por Kaczynski, quien creía que la tecnología moderna era perjudicial para la libertad individual, así como para el entorno natural, y había provocado un sufrimiento humano generalizado.

En una ocasión señaló que Kaczynski fue “encarcelado con razón” por sus actos violentos, pero que era imposible ignorar “lo proféticas que resultaron muchas de sus predicciones sobre la sociedad moderna”.

‘El objetivo es el seguro’

En julio, Mangione había regresado de su viaje de mochilero y estaba en Estados Unidos, instalado temporalmente en San Francisco. No está claro si aceptó un trabajo allí, pero consiguió un documento de identidad falso con fecha de expedición del 18 de junio.

Había dejado de publicar en sus cuentas de X y Reddit conocidas. Sus últimas publicaciones, en mayo y principios de junio, no mucho después de estar en el monte Omine, trataban sobre el impacto negativo de las redes sociales. También dejó de responder a los mensajes de algunos familiares y amigos, y su madre presentó una denuncia de desaparición ante la policía de San Francisco en noviembre.

En sus escritos de aquellos meses, reflexionaba sobre cómo luchar contra lo que consideraba una injusticia. Escribió en su diario que dormía mal y se sentía “nublado”. Sin embargo, parecía estar concentrándose en algo.

“Por fin me siento seguro de lo que voy a hacer”, escribió en una entrada de agosto. “Por fin se están concretando los detalles. Y no siento ninguna duda sobre si es correcto/justificado. Me alegro —en cierto modo— de haberlo pospuesto, porque me ha permitido aprender más sobre la UHC”.

“El objetivo es el seguro”, escribió. “Cumple con todos los criterios”.

Señaló que había decidido no seguir otro plan al que se refirió como “KMD”.

“KMD habría sido una catástrofe injustificada que se percibiría sobre todo como enfermiza, pero sobre todo como inútil”, escribió. “No haría nada por concienciar/mejorar la vida de la gente”.

No está claro qué quería decir Mangione con “KMD”. Sus abogados no quisieron hacer comentarios al respecto, y él mismo no dio más detalles.

En la siguiente anotación del diario presentada ante el tribunal por la acusación, el 22 de octubre, Mangione invocó a Kaczynski.

Escribió que el problema de la mayoría de los actos revolucionarios era que el público en general perdía el mensaje. Como Kaczynski había matado a personas inocentes, mucha gente lo consideraba un asesino en serie y sus ideas eran desestimadas.

“Cruzó la línea que separa al anarquista revolucionario del terrorista, lo peor que puede ser una persona”, escribió Mangione. “Este es el problema de la mayoría de los militantes que se rebelan contra las injusticias —a menudo reales—; cometen una atrocidad, cuyo horror supera el impacto de su mensaje, o cuya distancia de su mensaje impide que las personas conecten los puntos. En consecuencia, la idea revolucionaria se asocia con el extremismo, la incoherencia o el mal, una idea que ningún miembro razonable de la sociedad podría aprobar”.

El objetivo final del tiroteo, Thompson, vivía en un suburbio de Mineápolis con su familia. Había sido director ejecutivo de la división de seguros de UnitedHealthcare desde 2021, supervisando un periodo que le reportó inmensas ganancias, así como críticas de legisladores y reguladores, quienes dijeron que la empresa denegaba sistemáticamente la autorización para obtener cobertura de salud.

Sus colegas describieron al propio Thompson como una persona abierta y accesible.

En su diario, Mangione escribió sobre el acontecimiento que traía a Thompson a Nueva York, una conferencia para inversores de UnitedHealthcare el 4 de diciembre en un hotel Hilton de la calle 54 Oeste.

Un extracto de los escritos de Luigi Mangione

“Esta conferencia de inversores es un verdadero regalo caído del cielo”, escribió en la entrada de octubre. “Encarna todo lo que está mal en nuestro sistema sanitario y, lo que es más importante, el mensaje se hace evidente por sí mismo”.

Los fiscales han dicho que Mangione planeó “meticulosamente” el tiroteo: siguió los movimientos de Thompson y vigiló el hotel en los días previos al asesinato. El 4 de diciembre, llegó al exterior del hotel —con el rostro cubierto— y esperó a que Thompson pasara por allí, dijeron.

Cuando Thompson se dirigía a la entrada del hotel, un hombre con capucha salió de entre los coches aparcados, apuntó con una pistola provista de silenciador y disparó. Thompson quedó sangrando en la acera, con un reguero de casquillos a su lado. En algunos de los casquillos estaban escritas las palabras delay (retrasar, en inglés) y depose (deponer), así como “den”, que los fiscales interpretaron como deny (negar).

Cinco días después del tiroteo, el viaje de un mes de Mangione llegó a un abrupto final en el McDonald’s de Altoona, Pensilvania.

Los fiscales federales anunciaron que pedían la pena de muerte. Mangione, dijeron los fiscales de la oficina del fiscal del distrito de Nueva York en documentos judiciales, “mató a un hombre a sangre fría” y “se sintió orgulloso de su malvado acto”. Para Mangione, dijeron, Thompson y UnitedHealthcare “eran simplemente símbolos de la industria de la salud y de lo que el acusado consideraba como un cártel mortal alimentado por la codicia”.

Los abogados de Mangione, que junto con su cliente no hicieron comentarios para este artículo, replicaron en documentos judiciales que las declaraciones que lo pintaban como un extremista de izquierda han sido “falsas, prejuiciosas y parte de una narrativa política mayor que no tiene cabida en ningún caso penal, especialmente en uno en el que está en juego la pena de muerte”.

Pero en Tenkawa, poca gente ha oído hablar del asesinato de Thompson, o del joven que se refugió allí unos meses antes.

La vida en el pueblo de unos 1000 habitantes continúa, centrada en los rituales cotidianos de la vida y la religión. Mihara, el propietario de la posada, tuesta granos de café frescos todas las mañanas para su próspero negocio secundario. Los sacerdotes tocan tambores en los santuarios mientras expresan su gratitud a los dioses. Y los pocos visitantes extranjeros que hacen el viaje siguen llegando a cuentagotas, en busca de relajación, guía espiritual o quizá algo más.