
Jóvenes con su futuro en juego dejan de lado la ira y luchan por la esperanza en la COP29
Bakú, Azerbaiyán.- Los jóvenes que asisten a las conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas tienen muchos motivos para estar enfadados. Han perdido seres queridos y meses de escuela. Han perdido hogares y granjas familiares y conexiones con las tierras nativas de sus familias.
Aún así, no han perdido la esperanza. Todavía no.
“Para mí se ha vuelto muy cansado ser sólo una imagen representativa”, dijo Marinel Ubaldo, quien a los 16 años vio cómo dos supertifones consecutivos destruían comunidades enteras en su Filipinas natal. Perder un período importante de la escuela secundaria, porque no había escuela a la que regresar, fue una llamada de atención. Ahora, a los 27 años, asiste por sexta ocasión a la cumbre donde los líderes negocian el futuro que heredará.
“Supongo que soy muy pesimista, pero voy a ser positiva en que esta COP de verdad podría traer más claridad”, dijo.
Su pesimismo no es infundado. La edición de este año tendrá menos líderes, en un contexto de incertidumbre y mientras la voluntad política en materia de clima se desmorona en países importantes como Estados Unidos y Alemania. Aunque muchos jóvenes apasionados quieren protestar, esta será la tercera COP consecutiva en un país autoritario con controles más estrictos sobre las protestas y la libertad de expresión. Y para muchos de los jóvenes más afectados por los extremos climáticos, simplemente es difícil y costoso llegar a la conferencia.