C Tangana traslada su “rareza” musical a su debut como director de cine
Un año después de anunciar en San Sebastián su salto al cine, el músico español Antón Álvarez, conocido como C Tangana, se estrena como director en el festival con La guitarra de Yerai Cortés, un trabajo que dice haber acometido desde las vísceras y la intuición.
“Siempre he despreciado la técnica porque no tengo ninguna”, dice a EFE el polifacético artista (compositor, cantautor, rapero y actor), que este viernes inaugura la sección Nuevos Directores de San Sebastián con un documental sobre un artista flamenco emergente que apunta directo al corazón.
“No es un biopic ni un documental musical, es una película completamente emocional y muy narrativa”, describe su creador, “una película rara que se parece mucho a lo que hago con la música”.
Yerai Cortés (1995) es un compositor y guitarrista que ha acompañado a artistas como La Negra, La Tana, Chuchito Valdés, Javier Colina o Farruquito, entre otros.
La idea inicial del filme era seguir el proceso de gestación de un nuevo álbum con canciones propias, pero a medida que indagaba en su historia familiar y en la relación entre sus padres, separados, se desveló un doloroso secreto de su pasado, que está en el germen de su vocación artística.
“Yeray coge su vida y la pone directamente en las canciones de una forma muy parecida a como hago yo, es muy visceral y muy emocional”, afirma el cantante que, en esta aventura, ha estado acompañado por sus socios de la productora Little Spain, autores de sus videoclips y del documental Esa ambición desmedida que presentaron el año pasado en San Sebastián.
C Tangana dice haber tenido siempre la sensación de que, si se ponía, podía hacer cosas en casi todas las artes. “La idea de que yo podía hacer una película siempre ha estado ahí, pero desde que nace Little Spain se convierte en algo más factible”.
Con “la ignorancia” como acicate de su valentía, esta película le ha confirmado que su “gran herramienta” es la intuición.
“A veces me puede parecer que la intuición me lleva a lugares desesperados, pero todo ese recorrido conlleva un aprendizaje, y normalmente cuando insisto y me apasiono por algo, al final del camino hay algo que merece mucho la pena”, afirma.
El desarrollo del filme le ha llevado más de tres años, pero la película se ha escrito en el montaje. “No había guión al principio y de lo que partíamos era de lo que tenía Yeray, que ya era una estructura narrativa”.